No es necesario que se entienda lo que voy a decir, pero existen lugares o recintos que no fueron destinados a nada sino al transcurso o al tránsito entre otros sitios mas importantes o acogedores. En los más inhóspitos y pasajeros suelo detenerme a dejarme inundar por semejante abandono presente. Nada de lo que ahí reside importa y eso es, precisamente, lo seductor de ellos; son lo que sobra, sirven a otras dependencias, se dejan languidecer. Una vez me quede en uno de esos lugares más de veinte minutos. Me fui de ahí cuando, de alguna efímera manera, nada me quedaba en el alma
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